Todo lo que debo hacer es ponerme los cascos, echarme en el suelo y escuchar la música de mi vida, canción tras canción, no puedo pasar ninguna, todas han pasado y de una forma o de otra me serviran para seguir construyendo mi vida.
No me arrepiento, no me juzgo.
Sé quien soy, no hay nada mejor.
Paro, revovino, le doy al play, aun y aun más. Nunca apago el reproductor, sigo guardando sonidos para lograr explicar todo la composición.
Y si se me cae una lágrima al escucharla, no tengo miedo, ya que nadie hace caso del agua que va después de la lluvia cuando sale el sol.
Poco importa, si sobre ese agua hay lágrimas.
El agua se evapora, vuelve al aire y a mis pulmones, respirando el viento que siento en mi cara.
Y las lágrimas vuelven a entrar en mí como las cosas que he perdido.Pero nada se pierde en realidad.
Cada segundo que pasa, cada luna que sale no hace más que decirme: ¡VIVE!
Vivo y amo lo que soy, como soy y por lo que soy.
Miro a lo alto del cielo, cierro los ojos y no me canso de soñar.
LA VIDA ES MUY CORTA PARA NO SER FELICES
pues eso que hay que ser felices ¿no?
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